viernes, 2 de marzo de 2012

Reflexión sobre el final del inmovilismo de los partidos políticos en España.

Hace mucho que esto de la política dejó de ser un juego entre señores para convertirse en una riña callejera entre malandrines, donde todo vale para conseguir sus propósitos hayan sido apoyados por las urnas o no.

A pesar de esto, durante estos días, estamos viendo movimientos internos dentro de todos los partidos políticos con sus comités federales, provinciales y locales, que hacen que las ideologías más íntimas y acérrimas se queden al descubierto y sean puestas en entredicho por parte de sus nuevos militantes y de la sociedad en general. Moverse o no, esa es la patata caliente que tienen sobre su mesa los dirigentes políticos de este país.

Si tomamos como ejemplo la Comunidad Valencia, nos encontrarmos que dentro de todos los partidos, ya sean de izquierdas o derechas, hay un movimiento de cambio que hace que las ideologías de los partidos evolucionen con los tiempos, pero además hacen que los dirigentes de los mismos tengan que evolucionar o desaparecer. Por supuesto esto no parece que lo hagan de buen grado, por lo que vemos en las luchas internas entre los “líderes” de los partidos, más preocupados en que no le quiten el sitio que en mirar por el bien común del ciudadano al que se supone que esta representando.

Alarte VS Puig, Fabra VS Camps. A todas luces esto parece más un combate por los pesos pesados que una discusión política entre personas con la “misma” ideología, que los militantes y simpatizantes ven con morboso asombro y usan como entretenido motivo de discusión en el bar, café y en todas las redes sociales, generando una multitud de opiniones que son como las caras, todos tenemos una y siempre son diferentes, pero que no por ello dejan de ser totalmente respetables.


Como esto pasa más en los partidos en la oposición, máxime cuando han perdido unas elecciones de forma reciente, me parece más extraño si cabe que esté ocurriendo en el PP Valenciano, que parece desintegrarse por momentos con tantos y tantos comentarios desafortunados de sus dirigentes, acosados por los casos de corrupción que les acechan día a día y que hacen pensar a la opinión pública que lo único que están haciendo es luchar por mantener su estatus social y económico y no por limpiar el buen nombre de la familia popular. Los que estaban contra los que llegan, los que están chupando por los que viene con hambre y quieren chupar. Lastima que no llegue nadie al poder, a ocuparse de la vaca y no solo de la leche.

Esta claro que renovarse o morir, es un máxima que debe de aplicarse si o si a todos los partidos políticos que pretendan no quedarse en la edad media o lo que es peor en el siglo XX, tipo partido comunista. Algunas agrupaciones políticas lo han entendido así como el PSOE de la localidad valencia de Mislata, que con un equipo joven y bien llevado por asesores expertos dieron la vuelta a los resultados electorales consiguiendo una mayoría absoluta. Por el contrario nos encontramos el ejemplo del PP de esta misma localidad, cuyos dirigentes tras recibir un durísimo varapalo electoral no han sido capaces de reaccionar y se ha instalado en el inmovilismo, que lo único qui está haciendo es sumergirlos más si cabe en su propia ruina electoral.

¿Tan difícil es pues, encontrar un político decente en las cúpulas ejecutivas de los partidos políticos de este país, que lleve con dignidad su programa electoral, pensando en su pueblo y no en sus intereses personales?. En otras partes de España no sé, pero en la Comunidad Valencia empiezo a pensar que sí, por lo que empieza a ser imprescindible una regeneración ética de la política en este país, que haga una limpieza de las letrinas, eliminando a todo aquel elemento sospechoso de haber tocado los fondos públicos en su provecho propio y propiciando que: Aquellas personas que verdaderamente creen que la política debe de estar al servicio de la sociedad, asciendan a la cúpula de los partidos para desde ella llevarla a cabo.

Un saludo ciudadano.
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